Derechos básicos en el entorno sanitario

Quizás sea muy esquemático lo que vamos a hablar hoy, pero es tan básico y fundamental por las preguntas que nos hacéis llegar que vamos a hacer un breve repaso por los derechos fundamentales que nos asisten en el entorno sanitario.

Los fundamentales son dos: el derecho a la información y el derecho a decidir. En ellos se debería basar toda la actuación, bien sea por una intervención por enfermedad, un parto o el ingreso de nuestras hijas o hijos. Son derechos reconocidos en las leyes, no meras suposiciones o sentido común, que también, pero, por ejemplo, veamos el artículo dos de la Ley 41/2002 de 14 de noviembre, reguladora de la autonomía del paciente (…): “la dignidad de la persona humana, el respeto a la autonomía de su voluntad y a su intimidad … (…) toda actuación en el ámbito de la sanidad requiere el previo consentimiento de los pacientes o usuarios (…) el paciente tiene derecho a decidir libremente después de  recibir la información adecuada”.

¡Clarito como el agua! ¿Qué ocurre? (hablamos por supuesto de caso en nuestro entorno, en nuestros grupos …de acuerdo estamos en que no se puede generalizar) Pues dos cuestiones fundamentales: la primera es que no estamos acostumbradas a preguntar para que nos informen, quiero decir, “estarán haciendo esto porque es lo que tienen que hacer”, y probablemente sea así, pero perdemos la capacidad de tomar las riendas del asunto. Por supuesto, no tenemos conocimientos sanitarios técnicos pero muchas veces hay opciones y alternativas. La segunda es que no estando acostumbradas a preguntar, menos estamos acostumbradas a reclamar y a cuestionar. Y si estos pasos no se dan, no se podrá dar una toma de decisiones completa e informada. Un ejemplo: alternativas al dolor en un tratamiento, en un parto, … con información de pros y contras, de alternativas, de efectos secundarios, …

Y para mi el tercer derecho básico es el derecho a la Intimidad, con mayúsculas. Aquí sí que hay para dar y contar, regalando anécdotas a toda aquella que quiera escucharlas.  Intimidad no es un corrillo de celadoras viendo tu parto en el paritorio desde el cristal de la puerta con cara de ñoñas…, intimidad no es que tu intervención se convierta en una clase, en el peor de los casos, con demostración práctica de lo que sí y de lo que no hay que hacer, intimdiad no es conocer siquiera el nombre o la profesión de cada persona que se acerca a tu cama a hacer sabe dios lo que…

Informémonos, preguntemos, reclamemos, cuestionemos… ¿Qué hay más improtante que nuestra propia salud?

FEMLEGAL

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